Hace unos días el licenciado en Economía Maximiliano Cantoni difundió a través de la web un análisis del proyecto de presupuesto de la Municipalidad de Necochea. El trabajo, publicado en diferentes web locales, revela algo que ya sabíamos, pero que aún no logramos comprender en toda su dimensión: el Estado Municipal es pantagruélico.
Cada intendente que ha pasado por la administración municipal en los últimos años ha sumado gente a la planilla de sueldos de la comuna: amigos, familiares, militantes y asesores técnicos. Mientras, a los empleados municipales de a pie, se les paga lo mínimo, no se les respeta la carrera, no se los capacita ni se les da herramientas para cumplir dignamente con su trabajo.
Entonces, tenemos un presupuesto municipal que está dedicado casi integramente a pagar sueldos y del que no se puede distraer un peso para comprar herramientas ni maquinarias. En otras palabras, tenemos un Estado Municipal que se come el presupuesto y que impide cualquier posibilidad de planeamiento y, menos aún, crecimiento.
Como carece de toda infraestructura y capacidad técnica, este Estado Municipal no puede realizar el proyecto más insignificante y debe licitar cada reparación, bacheo u obra pública. Es decir, que tenemos una enorme cantidad de empleados públicos a los que se les paga un sueldo y que no pueden trabajar por falta de capacitación y herramientas y, como si eso ya no fuera escandaloso, se paga a terceros para realizar lo que esos trabajadores deberían hacer.
Dice Cantoni en su informe que los números del proyecto de gastos del municipio para 2015 "dan sobradas muestras de que la actual estructura del gasto se encuentra totalmente desequilibrada. Se puede apreciar que la Secretaría de Salud, de Obras Públicas, de Gobierno y el Intendente son el destino del 90% del presupuesto".
"Se demuestra, mediante esta documentación oficial, que el pago de personal supera ampliamente la suma de todos los demás gastos, que lo destinado a la compra de bienes de uso no alcanzaría para reponer los bienes que sufren el desgaste lógico por el paso del tiempo y que la ayuda a vecinos ante situaciones de vulnerabilidad social es casi inexistente", agrega Cantoni.
"Otras anomalías a resaltar son que un cuarto del presupuesto se destinaría a los dos hospitales municipales (focalizado casi exclusivamente a pago del personal, dejando un margen escaso para compra de insumos y equipamiento), la desproporción del gasto destinado a recolección de residuos, una Secretaria de Obras Públicas que posee recursos pero que no se destinan a obra y, por último, la Secretaría de Desarrollo Social, la gran ausente a la hora de repartir presupuesto", precisa.

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