En 2001 una firma local propuso desarrollar un emprendimiento comercial dentro del Parque Miguel Lillo. Aquella iniciativa puso en alerta a un grupo de vecinos que veían que ese proyecto contradecía el fin para el que había sido creado.
A partir de ese grupo de vecinos, surgió la Asociación para la Conservación del Parque Miguel Lillo. A principios de 2002 la entidad formó la primera comisión y se impuso como objetivo “bregar por todos los medios a su alcance por el mejoramiento y conservación física integral del parque”.
Entre los fundadores de la entidad se encontraban la profesora María Enriqueta Roulier, José Luis Misucraca, Romina Egidi, Silvia Galilea, la profesora María del Carmen Fonalleras, Celina Evangelista, Luis Sanz, Alexis Sanders, Otilia Hérnandez, Lilia Gutiérrez, Martha Huarte, Ana Chávez y Alberto Harkes.
En 2003 la entidad adquirió personería jurídica y en todos estos años ha continuado trabajando para preservar el parque de la tala, los incendios y de iniciativas privadas dentro de este espacio de 748 hectáreas que distingue a nuestra ciudad.

Espacio público
María Enriqueta Roulier, primera presidenta y actual titular de la entidad, explicó a Ecos Diarios que el objetivo de la Asociación “no es poner freno al crecimiento de la ciudad, sino conservar el parque como bien público”.
“El parque tiene un valor especial para nosotros, porque es precisamente lo que diferencia a Necochea de otros balnearios de la costa”, explicó Roulier.
La titular de la entidad manifestó que en los últimos años la gente ha comenzado a valorar más el espacio verde, no obstante, siempre “hay personas que quieren desarrollar emprendimientos privados dentro del parque”.
“Nosotros queremos conservar el parque como espacio público y que ninguna iniciativa ponga un freno o acote esa característica”, agregó.
En la actualidad la comisión directiva de la asociación que es presidida por Roulier está integrada por José Luis Misuraca, Otelia Bernasconi, Martha Huarte, Sara Pratt, Mario Castigliego, Amelia Trave, Cristina Closs, la señora de Issin, Marcia Ledesma, Marta Fernández e Inés Alonso de Píngaro.

Difusión e información
Además, la entidad intenta desde su creación difundir las características del parque y enseñarle a valorar a los necochenses sus características.
Debido a ello una de las primeras iniciativas de la asociación fue la publicación de un folleto con las características de este gigantesco espacio verde.
El folleto incluía un registro de todas las variedades de árboles existentes en el sector donde funcionaba el vivero y donde actualmente se encuentran los museos. “Nosotros denominamos a ese plano del parque con todas las especies, el Arboretum”, indicó Roulier. En la actualidad se pueden ver en el lugar 60 especies de árboles.
“Una de nuestra funciones es hacer conocer el parque, su historia, su origen, funciones y como se desarrolló”, precisó Roulier.
El bosque tardó décadas en desarrollarse y muchos espacios de los cuatro lotes que comprenden el parque se encuentran sin forestar. Algunos sectores nunca fueron forestados y otros fueron afectados por los incendios.
En la actualidad no existen proyectos para expandir la forestación del parque, por ello la asociación surgida por iniciativa de un grupo de vecinos hace una década, trabaja para mantener este espacio verde.
A partir de la idea de uno de los dueños de las tierras, Carlos Díaz Vélez, tuvo como objetivo a principios del siglo XX convertir los inhóspitos médanos en un sitio poblado de árboles.
Años después una entidad vecinal retomó aquella idea privada con el fin de frenar el movimiento de las dunas, que provocaba incontables inconvenientes para el desarrollo de la zona balnearia.
Así, a mediados de los años 40, por iniciativa de la asociación de fomento local, la Provincia expropió las tierras para crear un vivero dunícola y parque.
“Si bien podría creerse que aquella iniciativa concluyó a fines de los 70, cuando la Provincia realizó el traspaso de los cuatro lotes a la Municipalidad, lo cierto es que el parque requiere de nuestro continuo cuidado y es allí donde la labor de entidades como la Asociación de Conservación se torna invaluable”.
Entre otras iniciativas, la entidad ha planteado desde hace tiempo la necesidad de que el Parque se encuentre bajo una administración única, porque en la actualidad diferentes áreas del gobierno municipal e incluso grupos privados, tienen injerencia en las actividades y emprendimientos que se desarrollan en ese sector.
La entidad presidida por Roulier también reclama que el Parque cuente con un presupuesto fijo a fin de realizar un saneamiento del bosque.

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