Varias décadas después de aquel verano de 1961, acompañado por aquel renombrado historiador de apellido Ratti, volvi a las inmediaciones del hotel Quequén, con el mandato de mi propia historia. Regresar al sitio donde se plantó aquel roble hace 40 años. Aclararía y certificaría la veracidad de mi relato. A 10 pasos norte sur de aquel árbol, fue enterrado el escucho nobiliario que daba inicio al reinado del Quequén. Rumanos, polacos, italianos, regresaban a sus títulos monárquicos, la elección del rey del Quequén recayó en un adolescente francés. Esa temporada y al aceptar la invitación de cruzar el río Quequén a nado, nació nuestra amistad. Al regreso y en el descanso, narró esta historia increíble: el accidente y muerte de Enry (el rey) en Europa, truncó aquel sueño aristocrático, hoy después de la excavación y con el escudo de armas en nuestro poder, la futura investigación es potestad de los historiadores.

Cuento de José Luis Borneo, publicado en el libro Yo también vivo de cuentos... Historias necochenses Contacto: borneojose@hotmail.com

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