En abril pasado chicos de distintos centros de estudiantes y jóvenes justicialistas realizaron un mural en homenaje al guionista de historietas Héctor Germán Oesterheld en las paredes de la Escuela Media Nº 1, en avenida 58 y 57. El mural se realizó al cumplirse 33 años de la detención y posterior desaparición del artista, considerado uno de los padres de la historieta nacional.
De su imaginación nacieron El Eternauta, Mort Cinder, Sherlock Time, Ernie Pike y decenas de personajes más que marcaron un antes y un después en la historieta argentina.
Sus guiones inspiraron a una generación de dibujantes que lograron un amplio reconocimiento a nivel internacional.
De allí que el homenaje organizado por los jóvenes de la JP Evita, el Movimiento Evita y centros de estudiantes locales, es un merecido reconocimiento a un artista que se encuentra en plena vigencia, como lo demuestra la publicación de su emblemática historieta El Eternauta en las páginas del nuevo diario Tiempo Argentino.

Vida y obra
En pleno auge de la generación que escribió en las paredes la consigna “la imaginación al poder”, las creaciones de Oesterheld, un hombre ya maduro cuando comenzó a escribir historietas, parecieron molestar a los más poderosos.
A fines de los 60 Oesterheld escribió varias historietas en las que quedaba en evidencia su ideología: “Vida del Che” (1968), “La Guerra de los Antartes” (1970), “Evita, vida y obra de Eva Perón” (1970), “450 años de guerra contra el Imperialismo” (1973) y “El Eternauta II” (1976).
Esta última historieta, mucho más comprometida que la primera parte de El Eternauta, podría haber sido el trabajo que lo incorporó definitivamente en las listas negras de la dictadura militar. Aunque se dice que lo que más molestó a los militares fue la historieta “Vida del Che” y también la pertenencia de Oesterheld a Montoneros.
En 1977, cuando fue secuestrado, tenía 58 años y poco se sabe de su destino después de eso. Según el psicólogo, que estuvo secuestrado junto al guionista en El Vesubio, explicó que "su estado era terrible. Permanecimos juntos mucho tiempo. [...] Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del '77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso".
En mayo, una sobreviviente de ese centro de detención dijo en el juicio oral que se le sigue a ocho represores que Oesterheld fue obligado en cautiverio a escribir y dibujar una tira sobre la vida del general José de San Martín.
"Oesterheld estaba muy golpeado, sobre todo en la cabeza”, evocó la mujer, que precisó que al historietista se lo veía trabajar en el comedor de la jefatura, donde permanecía habitualmente el coronel Pedro Durán Saenz, entonces mayor y jefe de inteligencia del Vesubio, e ideólogo de la historieta sobre San Martín.

Geólogo e imaginador
Oesterheld era geólogo y comenzó a escribir cuentos infantiles y relatos de divulgación científica para las editoriales Codex y Abril. En esta última publicó sus primeros guiones en 1951. A partir de ese momento, su relación con la historieta no tuvo vuelta atrás.
Sus primeros trabajos fueron colaboraciones con el también gigante Hugo Pratt y en 1957, impulsado por el éxito de sus creaciones, dedició fundar junto a su hermano Jorge una editorial para publicar exclusivamente historietas.
Así nació Editorial Frontera y también las revistas Hora Cero y Frontera, donde aparecieron algunos de los mejores trabajos de Oesterheld.
En esas revistas la historieta nacional se puso definitivamente los pantalones largos y Oesterheld se convirtió en uno de los artistas más influyentes del noveno arte a nivel internacional.
Ya Estados Unidos y Rusia y otros países habían utilizado la historieta como un medio de penetración ideológica. A pesar de que muchos de los héroes de Oesterheld eran soldados yankis, guerreros futuristas, aborígenes o cowboys, todos llevaban la marca nacional que les imponía su creador.
En 1968 la editorial Jorge Alvarez decidió realizar una serie de biografías de personalidades latinoamericanas adaptadas a la historieta. Así surgió “Che”, la historieta con dibujos de Alberto y Enrique Breccia que también tendría una versión para el mercado chileno.
Esa obra y, años más tarde, la segunda versión de El Eternauta, convirtieron a Oesterheld en un enemigo para los militares.
El guionista, cuya única arma era su imaginación, fue asesinado, pero sus personajes ganaron la batalla y aún hoy viven en el ideario nacional. El Eternauta resiste en la contratapa de un diario, en libros y revistas y también en las paredes.

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