Durante un mes, Daniel Mac-Lean, el guardaparque encargado de la Reserva Natural Arroyo Zabala, ubicada en el límite entre el partido de Necochea y San Cayetano, participó de una experiencia cautivante. Viajó a Estados Unidos para comprobar cómo se trabaja en ese país en la protección de un ave migratoria que vuela todos los años desde Norteamérica al sudeste de la provincia de Buenos Aires para invernar.
“Esto es un proyecto del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York que se realiza hace 32 años con el apoyo de una fundación canadiense”, explicó Daniel, quien trabaja con en el proyecto de preservación del gaviotín golondrina desde 2000, cuando comenzó a estudiarla en Punta Rasa, en cercanías de San Clemente.
Desde esa zona de la provincia de Buenos Aires, el gaviotín golondrina viaja 12.000 kilómetros hasta Connecticut, a 150 kilómetros de la frontera de Canadá, algo que Daniel pudo comprobar durante los trabajos de campo realizados durante su viaje a Estados Unidos.
Esta es la segunda vez que Daniel participa en este intercambio organizado por el museo neoyorkino y la Fundación Vida Silvestre, que es la encargada del área de Punta Rasa, el principal destino de las aves migradoras, especialmente el gaviotín golondrina.
“La idea de trabajar en conjunto surgió porque se veía que por más que uno haga en el área donde nidifica la especie, si no se protege la zona de invernada, el esfuerzo es inútil”, señaló Mac-Lean.
Cuando comenzó el proyecto, era el jefe de guardaparques en la Bahía de Samborombom. “Empezamos a hacer trampeos con redes de niebla y a cada ave que atrapamos les colocamos un anillo naranja, que identifica a la Argentina”, explicó. “Además se las pesa, se las mide, se ve qué plumas va mudando y en qué estado se encuentra. Además, ahora, por el tema de las enfermedades virales se les realiza una extracción de sangre”.
La labor dura unos pocos minutos y cuando vuelve a los Estados Unidos, el ave es recapturada por los especialistas estadounidenses que vuelven a realizar la tarea de atraparlas y someterlas a un examen para ver en qué condiciones llegaron después de viajar, en algunos casos, hasta 12.000 kilómetros.

Experiencia
“Hace 12 años que trabajo con aves”, explicó Mac-Lean, quien desarrolla en la Reserva Arroyo Zalaba un proyecto de recuperación del Cauquén Colorado. “En la Argentina el gaviotín golondrina es un ave pasiva, asustadiza, mientras que en Estados Unidos es agresiva, ya que defienden los nidos”, expresó.
“Ver la misma ave y sus distintos comportamientos, en otro lugar del mundo, es una experiencia única”, dijo Daniel, que participó del encuentro junto a otros dos argentinos, especialistas uruguayos y de otros países.
“Visitamos las instalaciones de investigación, estuvimos en Discovery Channel y fuimos a la Isla de la Gran Gaviota, en el estrecho de Long Island. Ahí hay una colonia de nidificación de 10.000 gaviotines golondrina”, señaló.
“Ahí recapturamos 10 aves con bandera naranja. Si bien había aves que provenían de México, del sur de Estados Unidos y Brasil, con esas capturas pudimos comprobar que algunas de ellas viajaron desde San Clemente a Nueva York”, precisó.
En 2001, en San Clemente, Mac-Lean había capturado un ave con bandera portuguesa, que había volado sobre el mar desde las Islas Feroes a la Argentina.
“En el 2000 fue una experiencia muy similar a la de este año. Pero en esa oportunidad el encuentro estuvo dirigido exclusivamente al gaviotín golondrina. Ahora también ayudamos con el gaviotín rosado, que llega hasta Brasil”, señaló el guardaparque.
“Esta ave anida en las rocas y es muy difícil capturarla. Tiene una población muy reducida. Se calcula que hay unos 10.000 ejemplares del gaviotín golondrina, pero del gaviotín rosado no llega a los 1.500”.
Mac-Lean manifestó su asombro por la gran cantidad de recursos económicos que dedican Estados Unidos y Canadá a la preservación del gaviotín golondrina. “Pero ellos se asombran del esfuerzo que día a día hacemos nosotros para trabajar por la conservación. Por eso este tipo de intercambios nos sirve para crecer”.

En contacto con la naturaleza
Daniel Mac-Lean es técnico en conservación de los recursos naturales y es el encargado de la Reserva Natural Arroyo Zabala, que se encuentra en el límite entre el partido de Necochea y San Cayetano.
Nacido en Chascomús hace 37 años, comenzó a trabajar para el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires en la reserva natural de la Laguna Salada Grande, en el Partido de General Madariaga.
De allí pasó a la reserva de Bahía Samborombón, que cuenta con una zona de 120.000 hectáreas.
“Después quería crecer un poco profesionalmente y decidí despegar de la bahía y me vine a Necochea”, explicó Mac-Lean, quien ha creado tres reservas durante estos años: la de Samborombom, la del Arroyo Zabala y la de Pehuen-Co.
“Las aves son indicadores de cuán saludable puede estar un ambiente. Si nosotros llegamos a una laguna y no hay ni siquiera una garza, es porque algo pasa en esa laguna.
Las aves migradoras engrosan la biodiversidad del mundo. Que una especie desaparezca, tiene poco impacto, pero todas cumplen un rol dentro del ecosistema y si se producen más extinciones, el impacto es cada vez más importante”, señaló.
“La reserva del Arroyo Zabala fue creada en 2001. Trata de representar un ambiente costero, junto a lo que es Pehuen-Co que es la última reserva creada en la Provincia de Buenos Aires”, precisó. Otras reservas costeras son las de Bahía Blanca, Bahía de San Blas y Mar Chiquita.
“La nuestra tiene 800 hectáreas. Se podría decir que es chica, porque los ambientes costeros están muy degradados y quedan muy poco para proteger. Tratamos de mantener esos lugares en estado virgen y tratar de amortiguar el impacto de la urbanización y de la contaminación”, explicó.
“Hay aves que se alimentan de peces, otras de almejas o insectos y la reserva cumple la función de salvaguardar ese ecosistema”, precisó.
Además de dos guardaparques, en la reserva realizan trabajos de investigación las universidades de Tandil y Mar del Plata y próximamente se sumará la Fundación D'Azara. “También nos mantenemos en contacto con organizaciones como Aves Argentinas y Vida Silvestre”.

Deja tu comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente