Su vida siempre se ha sostenido sobre cuatro pilares: la devoción por la familia, la pasión por el automovilismo, la medicina y su vocación de servicio, que hace 20 años canaliza en el Club Rotario Necochea Norte. Tal vez por ello, hace unos días recibió el título de socio Paul Harris, que entrega la Fundación Rotaria de Rotary Internacional, por su labor comunitaria.
Manuel Artía fue uno de los socios fundadores del Club Rotario Necochea Norte, que presidió en tres oportunidades y también fue asistente del gobernador de distrito. “Yo empecé de grande”, explicó el médico respecto a su relación con la entidad.
Llegó a través de una invitación de Rubén “Cacho” Leys, primer presidente del club a mediados de la década del 80. Artía siempre había sentido esa vocación de servicio y encontró allí el lugar ideal para desarrollarla.

Medicina y autos
Manuel Artía nació en estación Lumb, cuando el paraje pertenecía al Partido de Lobería. El médico bromea respecto a la importancia de su pueblo, ya que, asegura, es tan importante que ahora quedó dividido entre Necochea y San Cayetano.
Ya en la niñez le aseguraba a su madre que él iba a ser médico. Desconocía por aquel entonces lo costoso que resultaba enviar a un hijo a estudiar a la Capital Federal. Sin embargo, sus padres pudieron pagarle la carrera y Manuel se transformó en el segundo médico de ese paraje.
También en Lumb se apasionó por el automovilismo. Escuchaba con una radio a baterías, las carreras de Turismo Carretera, que en aquellos años surcaban el país por rutas de tierra. A través de la radio escuchó aquella ya legendaria carrera en la que por primera vez se superaron los 100 kilómetros por hora de promedio. "También vi correr a Fangio en TC y luego en Fórmula 1", explicó Artía.
Su pasión por el automovilismo no es muy común. "Me gusta el automovilismo pero no me gusta la velocidad. Tengo vértigo", señaló. Por eso cuando, volvió a Necochea luego de terminar sus estudios de medicina, estaba seguro que su destino era ser dirigente, ya que correr era para él algo impensado. Y lo fue, aún hoy, luego de más de 30 años, continúa integrando el Necochea Automóvil Club y también participa activamente en el Club Palermo.
Su hijo Javier, que le dio tres nietos (Juan Cruz, Juan Bautista y Victoria), heredó su pasión por el automovilismo, pero no el vértigo y fue dos veces campeón zonal.

La vocación y el servicio
Artía está casado con Elsa y tiene otra hija: Maite. A los 78 años continúa ejerciendo la profesión con tanto entusiasmo como siempre. "Lo hago porque realmente me gusta", explicó el médico, que con el paso de los años se especializó en gastroenterología.
A pesar de que se jubiló hace años y como tal no podía cobrar un sueldo, siguió trabajando ad honorem en el Hospital Municipal "Dr. Emilio Ferreyra", al que considera su segundo hogar. "Ahora hemos llegado a un convenio con el Hospital y he vuelto a cobrar, pero durante años no lo hice", dijo sonriente. Además, fue dos veces director del nosocomio local y también fue Director de Salud de la Municipalidad de Necochea, lo que demuestra su vocación de servicio.
Por ello encontró en el Rotary Club el lugar ideal para seguir trabajando por la comunidad. "Siempre me gustó vivir en función de algo", explicó Artía. Y esos motivos han sido sus grandes pasiones: la familia, el automovilismo, la medicina y el servicio.
Como rotario, se enorgullece de las obras que esta ONG ha realizado a lo largo de los años, como la campaña Polio Plus, que prácticamente ha permitido erradicar esa enfermedad de la faz de la tierra. En lo local, bajo su presidencia, se logró dotar de calefacción a gas al Hogar García Landera. "Pensábamos hacer una obra de 6.000 o 7.000 pesos, pero tuvimos tan buena respuesta de la gente que se realizó una obra grandísima, por 50.000 pesos", señaló.
Y en la actualidad, el Rotary Norte trabaja para dotar de agua potable a los barrios más carenciados de la ciudad. "No es que nosotros realicemos la obra, pero sí somos un nexo entre la gente que lo necesita y la que puede hacer un aporte", enfatizó Artía. Pese a su compromiso, el médico no se siente merecedor de la distinción de socio Paul Harris y agradece a sus amigos del Rotary por habérsela concedido.
Además, siempre está la medicina. Sigue disfrutando de la charla con sus pacientes, porque cree, como sostiene la OMS, que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia. Por eso le gusta "semblantear" a sus pacientes y también está seguro de que seguirá ejerciendo esta profesión que eligió en la niñez.

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