En los últimos días se desató una polémica en Estados Unidos cuando se hizo público que una empresa colocó chips a dos de sus empleados para limitarles el acceso a áreas restringidas.
Hubo quienes se escandalizaron ante el uso de estas "tecnologías invasivas".
Si bien es reprochable la forma en que se puede utilizar estos chips, lo cierto es que hace años que convivimos con estas "tecnologías invasivas".
El más común de estos aparatos es el teléfono celular, que puede ser rastreado mediante el sistema de posicionamiento utilizado por las mismas empresas para determinar si un usuario se encuentra dentro de la ciudad donde está registrado el móvil o en otro lugar, y así proveerle el servicio.
Además, cualquier persona sabe que en la actualidad existen innumerables datos filiatorios y financieros en bases de datos de bancos, empresas financieras, hospitales, etc.
Sin duda, nada de esto es como llevar un chip bajo la piel, pero en la actualidad cualquier persona que utilice Internet con asiduidad está expuesta a que información sobre su vida privada, fotografías, etc. queden expuestos ante el mundo.
La tecnología no es invasiva, es invasiva la forma en que se la usa. Nadie puede decir que la tecnología que utilizamos para buscar información para la clase de geografía de nuestros hijos en Internet es invasiva.
Sin embargo, en los últimos días también se ha descubierto que algunos buscadores guardan las búsquedas utilizadas por los usuarios con el fin de facilitar futuras exploraciones.
Esa información se guarda en algún lugar del hiperespacio y podría ser empleada para trazar nuestro perfil de exploradores, para saber qué buscamos, qué páginas visitamos más seguido y así personalizar las búsquedas hasta lo indecible.
Así, ese bello aparato que tiene en su escritorio deja de ser una útil herramienta para convertirse en una "tecnología invasiva".
En los próximos años estas tecnologías se incrementarán hasta lograr la simbiosis con el usuario. Lo que hoy se denomina identidad digital, un ente que recién comienza a perfilarse, será una realidad. Entonces deberemos buscar otras definiciones para privacidad.

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