Para quienes vivimos el boom de los cómics alternativos en la Argentina en los años 90, el nombre de George Herriman era una referencia legendaria, era un fantasma genial, un personaje tan venerado como desconocido para nosotros.
Por eso encontrar una página de Facebook dedicada a este artista y su personaje Krazy Kat fue asombroso para mí. No recuerdo haber visto antes su rostro, pero en esta página se lo puede ver con su gato, jugando con una chica en la playa y hasta dibujando. Siempre impecablemente vestido.
A Herriman lo mencionaban Art Spiegelman, Bill Watterson y los hermanos Hernández como una suerte de dios tutelar, un pionero cuya obra todos conocían de nombre pero que, paradójicamente, era terriblemente difícil de encontrar en la Argentina.
¿Quién fue George Herriman? Fue el creador de Krazy Kat, una de las tiras cómicas más innovadoras e influyentes de todos los tiempos. Publicada entre 1913 y 1944, su narrativa giraba en torno a un triángulo amoroso surrealista: Krazy Kat, un gato de género fluido y alma poética, ama profundamente al ratón Ignatz, quien le demuestra su "afecto" arrojándole constantemente ladrillos a la cabeza. En tanto, el oficial Bull Pupp, un perro policía, ama a Krazy y encarcela a Ignatz por sus actos, perpetuando un ciclo eterno de deseo, violencia y absurdo.
Herriman es considerado un clásico absoluto porque trascendió por completo las limitaciones de su medio. En una era de chistes simples y slapstick, él infundió a su tira una profundidad poética, una experimentación formal radical y una reflexión sobre el amor, la identidad y la sociedad. Jugaba con el lenguaje (mezclando un inglés culto con dialectos fonéticos) y desdibujaba los límites de la viñeta, utilizando el paisaje onírico de Coconino County como un escenario metafísico. Su arte, de una expresividad lírica única, rompía con todas las convenciones de la época.
El legado de Herriman es inmenso y permea todo el cómic posterior. Es el padre indiscutible del cómic de vanguardia y underground. Sin Krazy Kat, no existirían Maus de Spiegelman, Calvin y Hobbes de Watterson, ni la libertad narrativa de la novela gráfica contemporánea. Les enseñó a los artistas que el cómic podía ser un vehículo para la poesía, la filosofía y la más pura expresión personal.
La página de Facebook en cuestión pertenece a Michael Tisserand, el autor del libro “Krazy: George Herriman, a Life in Black and White”, una biografía sobre el talentoso dibujante.
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