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“De niño, cuando venía periódicamente por razones de salud de Necochea a Buenos Aires, el único paseo que hacía era ir a La Boca y visitar el museo de Quinquela”, señaló el artista plástico Víctor Fernández.
Paradójicamente, hoy Víctor es el director del Museo de Bellas Artes “Quinquela Martín”, luego de haber sido curador durante nueve años de la misma institución.
Fernández nació en Necochea en 1963 y él afirma que su arte está marcado, por partes iguales, tanto por nuestra ciudad como por el barrio de La Boca.
“Cuando tuve que venir a vivir a Buenos Aires, con mi madre nos instalamos en el barrio de La Boca. Vivía a dos cuadras del museo”, explicó Víctor. “Muchos de los artistas cuyos cuadros integran hoy el patrimonio del museo fueron los que me alentaron en el inicio de mi carrera”.
Porque a los 14 años Fernández ya conocía a muchos artistas emblemáticos del barrio boquense. “El museo estuvo presente en toda mi vida. Lo que nunca imaginé es que iba a llegar a ser el director”, dijo.

El destino
Víctor Fernández vivió gran parte de su niñez y adolescencia en nuestra ciudad y en Quequén. Hizo el primer grado en la Escuela 10. Luego completó sus estudios en la escuela Nuestra Señora de la Merced de Quequén y el secundario en el Divino Maestro.
Es egresado de las Escuelas de Bellas Artes "Manuel Belgrano" y “Pridigliano Pueyrredón”. Desde 1997, hasta 2003 fue director de la Escuela Municipal de Artes Visuales de Lomas de Zamora.
“En el 2002 me tocó hacer una muestra de mis cuadros en el Museo Quinquela Martín. Para mí eso fue como tocar el cielo con las manos, exponer en el museo que me había iniciado”, dijo.
Si exponer allí fue un sueño hecho realidad, ser convocado para ser curador superó cuanto había imaginado. Ocupó ese cargo de 2005 a 2014, cuando fue designado director del museo.
“Ser curador… bueno. Ya la dirección del museo, qué se yo…”, bromea Víctor, que sigue trabajando intensamente en varios proyectos pictóricos.
“Siento que el museo me envuelve como un destino”, afirmó.

El artista más grande
Si bien hace mucho tiempo que no vuelve por nuestra ciudad, a pesar de que aquí vive gran parte de su familia materna, Víctor extraña e incluso sueña con Necochea y Quequén.
“Algo que me enseñó Necochea fue que el arte está presente en cada rincón y en cada momento de la vida. Yo provengo de una familia pobre, en la que, no obstante las carencias, siempre hubo un lugar para el arte”, dijo Víctor.
Y precisamente a orillas del Río Quequén conoció al que hoy considera a uno de los artistas más grandes.
“En Quequén, cerca del río, vivía un señor que creo que se llamaba Casimiro Gómez”, recordó. “Había construido una casa con piedras del río. Los muebles los había tallado él con madera de eucaliptos de la zona y sentía gran orgullo por lo que había llegado a construir. La casa estaba primorosamente pintada”.
“Me acuerdo de Casimiro vestido como un hombre de campo. Lejos estaba él de considerarse a sí mismo como un artista. Pero cuanto más lo recuerdo y cuando más uno va creciendo, creo que es uno de los artistas más grandes que conocí”, señaló Víctor.
El pintor recordó también que en Necochea y Quequén sentía el arte en el ambiente.
“La cultura del pescador, del hombre de campo, la música… Me acuerdo de algunos programas de radio. Venir a la Boca fue más o menos lo mismo”, precisó.
“Algo que nos enseñó Quinquela es que el arte nace y viene de la gente. El nunca dejó de sentirse el pibe estibador y todo lo que hizo fue para compartirlo con la gente. De algún modo Quinquela era una especie de Casimiro”.

Caminos de la vida
En la actualidad Víctor Fernández tiene 52 años y aún sueña con exponer algún día en nuestra ciudad. Por ahora, en su agenda se encuentra una muestra de sus cuadros de la serie sobre Roma en el Museo del Ladrillo, un nuevo museo temático.
Luego, una muestra con una serie nueva de La Boca en la Biblioteca del Congreso. Además, este año volverá a exponer en Toulouse, Francia.
Por otra parte, trabaja en la publicación de un libro que recopila otra colección de pinturas sobre el barrio de La Boca. “Las pinturas están basadas en los recuerdos de las casas que ya no están, es una especie de biografía del barrio”, explicó.
Por otra parte, Víctor desarrolló en las últimas semanas una intensa labor con el museo, ya que se realizó toda una serie de actividades por el cumpleaños de Quinquela Martín.
“La idea es posicionar la fecha de nacimiento de Quinquela dentro del calendario de festejos de la zona. Si bien nunca se supo a ciencia cierta qué día nació, porque fue abandonado en Casa Cuna, se calcula que fue el 1º de marzo. El tomó esa fecha y conmemoraba su nacimiento ese día”, indicó Víctor.
“El año pasado retomamos un sueño que Quinquela no había podido concretar que era pintar de colores las calles de la Boca. Este año lo que hicimos fue el abrazo del color”, precisó.
Y como el museo siempre ha estado vinculado a la vida de Víctor de una forma misteriosa, fue precisamente a partir que una muestra que realizó el artista local Nicasio Díaz Llanos en La Boca, que tuvo la oportunidad de exponer uno de sus cuadros en Quequén.
En la actualidad, uno de los cuadros de Víctor se expone en el Museo “Casa del Faro”, en Quequén.

Artículo publicado en el Suple Finde de Ecos Diarios

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