Fue durante unas vacaciones, en los primeros días de 2003, que Cecilia Lasansky descubrió Necochea. Ella vivía en Longchamps y hasta ese momento sólo conocía a la ciudad por el nombre, pero nunca imaginó que esos días de descanso le cambiarían la vida.
Durante esas vacaciones no sólo se enamoró de Necochea, también conoció la vieja Estación de Trenes de la ciudad, donde funcionaba la Escuela Municipal de Artes (hoy Centro Cultural Municipal).
“Aquí encontré lo que yo buscaba y me jugué”, explica hoy Cecilia, que meses después de aquellas vacaciones, a fines de 2003, se mudó definitivamente a Necochea y comenzó a concurrir al taller de pinturas de la Escuela de Artes.
La mudanza y aquel taller dieron un vuelco notable a su existencia, que hoy se divide entre el trabajo y su gran pasión: la pintura.

Por amor al arte
Diez años después, Cecilia Lasansky trabaja en varias obras para una nueva exposición colectiva junto a sus compañeros del Grupo Estación.
Lo que empezó hace una década como una tímida incursión en las artes plásticas, se convirtió en una de las principales razones de su vida.
Hasta entonces, nunca había imaginado que pudiera pintar, aunque en su familia ya había una veta artística. En Longchamps dedicaba la mayor parte de su tiempo a la docencia, ya que es profesora de Biología.
“Acá me aboqué a aprender”, dijo Lasansky, que comenzó a estudiar con Pablo Benedini. “Aprendí muchísimo de él y yo siempre digo que el siempre va a ser mi maestro”.
En aquel taller también conoció a los que luego se convertirían en sus compañeros del Grupo Estación.
“Ese tiempo en la Escuela de Artes fue una gran experiencia”, explicó Cecilia.
Por consejo de Benedini, aquel grupo de estudiantes continuó reuniéndose fuera del horario del taller y también en las vacaciones.
Fue en una de esas cenas de amigos que surgió la idea de formar un grupo de pintores y le pusieron Estación en homenaje al viejo edificio donde funcionaba la Escuela de Artes, el lugar donde ellos habían aprendido las primeras técnicas de pintura.
Entre los primeros integrantes del grupo se encontraban Mirta Casassus, Mirta Lhomy, Elba Trípano, María Luz Boero, Alejandra Robla, Delia Müller, Rodolfo Gómez, Alberto Calvete, Irene Orellano, Omar Olguín y María del Carmen Trinchero.
“El grupo tuvo sus altos y bajos, pero siempre seguimos juntos”, explicó Cecilia. En la actualidad son siete los integrantes de esta agrupación de pintores.
En estos años, han realizado varias muestras colectivas en la ciudad y en la región e incluso en la Capital Federal.
Bajo la guía del reconocido artista plástico Marino Santa María, quien dio varias clínicas de pintura en la ciudad, el grupo logró un importante reconocimiento.
Lasansky destacó que a pesar del tiempo que han trabajado juntos, cada uno de los integrantes del grupo ha mantenido su estilo personal y también ha realizado muestras individuales.
En su caso, expuso sus cuadros en muestras personales realizadas en las Cabañas del Quequén, en el Complejo Casino y en la Galería Las Delicias, entre otros lugares de la ciudad. Además participó de una muestra en la Universidad de La Matanza y en el circuito denominado Gallery Nights.

Una búsqueda constante
La pintura de Lasansky ha registrado con el paso de los tiempos una evolución constante, que refleja su crecimiento artístico.
Ha pasado por diferentes etapas creativas y en la actualidad sus pinturas han sumado no sólo materiales sino también experiencias.
Cecilia trabaja con cartones, vidrios y otros materiales, en busca de texturas y nuevas imágenes que le permitan expresar sus sentimientos.
Lo suyo no es arte conceptual y le resulta muy difícil definir su pintura. “A veces me piden que fundamente mi pintura, pero no puedo fundamentar lo que siento”, afirmó.
“Yo pasé de los trazos a lo figurativo y por último se transformó en expresionismo figurativo”, dijo Lasansky, tratando de definir de alguna manera su trabajo actual.
Aunque trata de no encasillarse y manifiesta que su pintura es una búsqueda constante de formas y colores.
Junto a su hija Mica, que ha heredado su misma pasión por la pintura, se mudó recientemente a un departamento en la Villa balnearia, en el que no parece haber más espacio para todas sus pinturas.
Cecilia dice que para el visitante al principio tantas formas y color pueden resultar impactantes, pero que luego uno se adapta.
Allí ella continúa trabajando, infatigable. Rodeada de pinturas y a sólo una cuadra de la playa que hace una década la hechizó para siempre, Cecilia Lasansky se siente en su lugar en el mundo.

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