Tenía 11 años cuando comenzó a trabajar de mandadero de una peluquería en Lobería y 78 cuando decidió retirarse del oficio, hace unos meses.
Su carrera se inició en su ciudad natal, donde aprendió el oficio, tras ser el lustrabotas y el sombrerero de la peluquería Gómez. "En aquella época los sombreros estaban de moda y había limpiarlos y plancharlos", explicó Enrique Cerimelo.
Pero unos años después los hombres dejaron de usar sombreros y tuvo que tomar las tijetas, hasta que fue llamado por el Ejército para hacer el Servicio Militar Obligatorio.
Al regresar a Lobería se encontró con que ya no tenía trabajo, así que decidió instalar su propia peluquería y allí permaneció hasta 1963, cuando se vendió la casa que alquilaba.
"En ese momento decidí irme, porque ya tenía a mis dos hijos: Luis y Mario, y en Lobería no tenía muchas posibilidades de trabajar", explicó.
Por eso fue a probar suerte a Mar del Plata, pero no consiguió empleo. Si lo consiguió en una peluquería de Necochea que funcionaba durante el verano.
Decidido a seguir trabajando en Necochea, se instaló en un local con un amigo, aunque la iniciativa duró apenas unos meses.
Sin embargo, poco después comenzó a trabajar en la peluquería de la tradional Casa Irupé, en avenida 59 entre 62 y 64 y allí comenzó a hacerse conocido.

Pleno centro
Poco después de la inauguración de la Galería Central, cuando este se transformó en el paseo más importante de la ciudad, Cerimelo decidió instalar allí su primera peluquería.
Funcionaba en el primer piso, a pocos metros de Radio Necochea y frente al local de la corresponsalía de La Razón y Canal 8. Por esta razón, todos las personalidades del espectáculo y del deporte que llegaban a Necochea pasaban por allí y muchas se iban a cortar el pelo con Cerimelo.
El bar de la galería era el lugar de encuentro obligado de los necochenses, así que todo el paseo tenía un movimiento de público inimaginable.
Atahualpa Yupanqui, el jugador de fútbol Nolo Ferreyra, Giudice y todo el plantel de Estudiantes que luego saldría campeón del mundo, pasaron por la galería y por la peluquería de Enrique.
Durante nueve años trabajó allí, hasta que conoció a Luis Estevez y comenzó a concurrir con él a los concursos de peluquería que organizaba el atelier George Hardy.
Con él viajó a Mar del Plata y a Mendoza y durante aquellos viajes, en los que tuvo oportunidad de conocer a Pinky y a Ante Garmaz, comenzó a surgir la idea de Estevez de abrir en Necochea una peluquería distinta a todas las que habían existido hasta ese momento.
Si bien Estevez ya contaba con los peluqueros necesarios para abrir su negocio, sabía que uno de ellos, pondría su propio local, así que lo convocó a Cerimelo.

Toda una vida
Fue así como, a medidados de los 70, Enrique Cerimelo comenzó a trabajar en una de las peluquerías más importantes de nuestra ciudad y se mantuvo en ese lugar durante 30 años.
"No había en toda la república otra peluquería como la de Estevez", manifestó Cerimelo. Además de la profesión, lo unió a Luis una gran amistad.
Juntos siguieron perfeccionándose para tratar de ofrecer el mejor servicio a la clientela. "En esto no se termina de aprender nunca", explicó.
Pero en octubre del año pasado sintió que ya no tenía ganas de seguir trabajando y decidió retirarse. Fue el único peluquero de su generación que se mantuvo durante tantos años en actividad y siempre con el público más exigente.
"He disfrutado mucho mi trabajo, pero llegó un momento que ya no tenía más ganas de seguir", explicó Cerimelo, que dedicó casi 60 años de su vida al oficio.


El apellido
El origen del apellido Cerimelo no se puede encontrar en los libros de heráldica, ya que surgió de la excentricidad de un hombre muy particular.
El abuelo de Enrique Cerimelo tuvo 14 hijos que llevan 5 apellidos diferentes.
Cermelo, tal era el nombre del abuelo, volvía dos veces por año a su hogar y luego se dedicaba al traslado de animales. Cuando volvía siempre debía registrar a alguno de sus hijos nacidos en su ausencia.
Pero nadie sabe si por un capricho personal o por ignorancia del encargado del Registro Civil, los primeros hijos fueron anotados todos con apellidos diferentes. A unos les puso Cermelly, a otros Cerimelly y a otros Cerimelo.
Por eso el padre de Enrique es de apellido Cerimelo, aunque debería apellidarse Cermelo.
En la actualidad, la familia Cerimelo se ha ampliado. Enrique tuvo dos hijos con Alicia Herrera: Luis y Mario. Y tiene tres nietos.

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