(Agencia Nova).- Cien millones de pesos para Fútbol para Todos, tarifazos en el transporte público y el peaje, precios por las nubes, acuerdos que no cumple nadie, cortes de luz, una Presidenta ausente… Ese es el mapa de situación de la Argentina de hoy, mientras para algunos funcionarios el país sigue marchando viento en popa.
Uno de ellos es el iluminado ministro de Economía, Axel Kicillof, que en medio de los entuertos sobre la pérdida de timón y las contradicciones entre distintos integrantes del gabinete dijo que sólo hay “diferencias de criterio” en el Gobierno, aunque la que sigue mandando es la Presidenta.
¿Es así? Él, por lo menos, puede vanagloriarse de tener diálogo con ella, mientras el resto de los argentinos está obligado a especular si la Presidenta está bien, está mal, no quiere gobernar, concibió una nueva estrategia, se va antes de tiempo, y muchos más etcéteras.
Pero para Kicillof no hay problemas en el país, lo que recuerda al viejo dicho contestatario de “nos mean y dicen que llueve”, por no decir otra cosa… Pero esta vez la antológica frase no es contra los medios (el gran enemigo del Gobierno), sino que se usa contra el propio kirchnerismo.
Es que esa es la sensación de cualquier argentino de a pie. Nada funciona bien en el país, la plata no alcanza y los piquetes complican la vida de más de uno cada dos por tres. A todo esto, el Estado afronta pérdidas millonarias en Aerolíneas Argentinas e YPF, y tampoco pudo mostrar algún éxito en el blanqueo de capitales. Las reservas del Central siguen cayendo, y contando.
Mientras tanto, cada uno hace “la suya”, preparándose para el día en que dejen el poder. Cuentas por aquí y por allá, y de la Justicia nos libraremos como sea. Así está todo. Como la oveja, sólo hay que hacer fuerza y esperar el cimbronazo.

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