Antoni-Bonet
En este 2017 se cumplen ciento cuatro años del nacimiento de Antoni Bonet i Castellana (Cataluña, 1913).
Este arquitecto y diseñador de origen español tiene un legado importante desde su llegada a la Argentina y Uruguay, pues no sólo proyectó edificaciones maravillosas. También, trajo consigo muchas ideas sobre arte y arquitectura moderna que catalizaron buena parte de la cultura rioplatense del siglo XX.

Los vaivenes de un exiliado entre dos continentes

Hablar de Antoni Bonet es hacer una referencia a esa generación española separada y unida a la vez por el exilio. Este hombre tiene una carrera destacada en Europa; trabajó con figuras de la talla de Joseph Lluís Sert y Le Corbusier. Igualmente, asistió a los famosos Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) y formó parte del GATEPAC.
Antoni Bonet se encontraba en París cuando estalló la Guerra Civil Española (1936-1939). Se halló entonces desterrado, pues no puede volver a su país de nacimiento. Ante esa situación, escogió ir hacia otras tierras, saltar las aguas del Atlántico y llegar a Buenos Aires.
Quizás, la magia del destino le tenía deparado llegar al Cono Sur. Lo cierto es que la mayor parte de su vida la pasará Bonet en el Río de la Plata. En esta zona del mundo hizo escuela en el oficio del diseño. Además, creó el Grupo Austral, agrupación de artistas y arquitectos que cambiarían para siempre el modo de hacer arquitectura en Argentina y el Uruguay.
Estando en Buenos Aires construyó obras como La casa de estudios para artistas (1938), el edificio Terraza Palace (1960) y el edificio de apartamentos Galería Rivadavia (1959).
TERRAZA PALACE
Durante su estadía en Punta del Este, Uruguay, construyó la famosa Casa de la Solana del Mar (1947) y otras obras como la Capilla de la Familia Soca (1960).
CAPILLA SOCA

De retorno al Viejo Mundo, aunque siempre atento a América

En la década de los 60 Antoni Bonet retornó a España, aunque solía volver a la Argentina para atender a sus clientes o visitar ese entorno cultural que el mismo había ayudado a forjar.
Ya en Barcelona, su ciudad natal, es contratado por la empresa promotora y constructora La Llave de Oro, gracias a la cual logra hacer varios edificios de vivienda de gran relevancia, tales como el Mediterráneo (1963) y la Torre Cervantes (1966). Otra obra suya es el Canódromo Meridiana (1962).
Canódromo MERIDIANA
También en Madrid es posible ver obras suyas, como por ejemplo el edificio de la calle Ponzano, al igual que el Conjunto Retiro II (terminado en los 80).
Bonet falleció en Barcelona, entrado el año de 1984.
Gracias a Bonet, la estética de la edilicia moderna se implanta en un Río de la Plata reacio a esta tendencia. Además, no sólo nos dejó sus edificios, sino docenas de aprendices y seguidores que continuarían su legado.
Quizás, un regalo desde esta parte del plantea sería viajar España y ver sus construcciones, compararlas con las que nos dejó. Con ayuda de empresas como Avantrip muy fácil ir hasta la patria natal de Antoni Bonet (*). A fin de cuentas, la Argentina fue su patria adoptiva y ese viaje de retorno guarda de fondo un agradecimiento por su legado y enseñanzas, mismas que nos trajo desinteresadamente y con pasión.

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